A partir del nacimiento los bebés son sensible al sonido, a los gestos, las miradas y los contactos corporales. El bebé aprenderá a diferenciar, poco a poco, los sonidos, palabras, tonalidad, intencionalidad de su lengua materna. Esa capacidad para diferenciar es una de las herramientas básicas para la construcción del pensamiento.
De esa interpretación de significados y signos, surgirá después el lenguaje, de ahí la importancia de estimular y enriquecer el mundo sonoro de los bebés, al establecer con ellas y ellos interacciones afectivas como:
Por lo tanto, si se habla alguna lengua diferente al español en la comunidad, es importante fomentar su uso.
El desarrollo del lenguaje del bebé depende de la comunicación que se establezca entre bebé y adultos cercanos, que le muestran el mundo. A partir de esta comunicación se crea un vínculo emocional entre el bebé y el adulto.