Cuando las niñas y los niños son más grandes, comienzan a realizar juegos en grupo, se organizan, definen sus propios papeles, expresan emociones y juegan roles que les permitirán comprometerse en situaciones más cooperativas para aprender a autorregular sus emociones.
En el juego adulto-niño se disfruta la cercanía y se puede establecer contacto cara a cara, de tal manera que sea una actividad gratificante para ambos. Cuando las niñas y los niños reciben atención por parte de los adultos y estos los invitan a jugar con los sonidos y las palabras, no solo disfrutan la actividad, sino la presencia de las personas que se interesan en ellos, lo que los hace sentirse seguros y felices. Ser madre y padre significa participar en las actividades cotidianas de la vida de tu hija o hijo
Para que puedas desarrollar estos momentos de juego, debes considerar promover un ambiente emocional en el que se sientan cómodos, confiados, y en el que puedan divertirse, ya que las niñas y los niños se encargan de otorgar significado a los objetos que se encuentran en el lugar.